Diario e impresiones del autor en su día a día.

jueves, mayo 19, 2005

Sensaciones

Esta mañana era difícil dar el primer paso hacia ese nuevo amanecer que acontencia de espaldas al dulce sueño que me embargaba aún durante el alba.
Tras ese primer paso de la apertura de mis ojos a los nuevos rayos de esta jornada me sentí arrastrado al retroceso hacia el primer paso y de nuevo embarcarme en los brazos de Morfeos. Mas por el conocimiento del prosaico deber moral de seguir mis pasos continues con mis pasos.
Durante esos primeros pasos en los que la casa va transpasando la oscuridad hacia la luminosidad de la luz que entra por el umbral de sus ventanas proseguimos nuestro transpaso del sueño recién terminado a la vigilia y sus subconsecuentes tareas.
Desayuno, aseo, arreglarse fueron pasos que se ejecutaban con la rapidez de la rutina de cada uno de los dias en que se suceden desde el alfa al omega de la semana laboral. De igual forma ocurrió con el transporte al lugar del trabajo.
Sin olvidar el tramo que parece toda una aventura urbana del caminar entre el arcen y la calzada de una calle que no presenta más que las muestras de una obra cuyo
inicio se pierde ya en la lejanía de la memoria y cuyo fin se atisba en los finales de los tiempos... esto último parece ser la tonica que inunda la inmesidad de la ciudad en que nos ubicamos.
Los primeros momentos de la jornada laboral no difieren mucho de ninguna otra y se me presenta demasiado familiar para mis pacientes seguidores de estas letras como para proseguir con ella. Por tanto, les otorgaré un respiro que quiza si su motivación o u otro momento dan muestras de ilusión proseguire con una ilustración de dicha jornada laboral.
De momento doy descanso a mis manos en esta muestra epistolar y envio una muestra de cariño a aquellos que se dejaron florecer las ideas anteriores en sus pacientes mentes.